Estos entornos de frío extremo han generado a menudo incertidumbre a la hora de diseñar las líneas.
Este suele ser el caso de las líneas situadas en montañas de gran altitud y en aquellas partes del globo con temperaturas extremadamente bajas, a menudo por debajo del punto de congelación.
Los aisladores están expuestos a fuertes tormentas y heladas, con capas de hielo y nieve que pueden ser motivo de preocupación.
Uno de los principales riesgos en este tipo de entorno es la formación de hielo en los aisladores, que puede complicar la situación al comprometer el rendimiento eléctrico.